Sólo aquí
Ha pasado tanto desde la última vez aquí. Ha pasado tanto en tan poco tiempo: hoy, tenemos dos presidentes (el electo y el que se cree "legítimo") y dos gabinetes (el gris-azulado y el disque juarista), hoy se ha inaugurado una nueva arena, que amenaza con desbancar a la mismísima Catedral de la Lucha Libre de la doctores, en plena Av. Congreso de la Unión, la Arena San Lázaro. No es que haya pasado mucho en Oaxaca, de no ser porque se está volviendo cotidiano el enfrentamiento, una que otra muerte, el sitio por parte de la PFP y la quema de edificios públicos o privados y, por supuesto, el hartazgo de los oaxaqueños, ajenos a las pugnas de las cúpulas políticas-sindicales-magisteriales. En fin, el país como entonces, se encuentra en franca crisis, hoy más notable, más palpable, vaya, desbordante.
El presidente electo ha nombrado ya a su gabinete económico, político y social. Ninguna sorpresa, sólo para aquellos que creyeron su discurso del gobierno de coalición. Aunque desde las editoriales de los periódicos más conservadores y amigos de Calderón se pide calma, y que se le otorga el beneficio de la duda a los flamantes secretarios designados, a la vez que se le desea "éxito" al "Sr. Presidente Electo" en sus nuevas funciones, bajo el cansado, anacrónico y hasta sinvergüenza argumento de "si le va bien al presidente, le va bien a México", el panorama no es nada alentador. Un conservador en Salud, un represor en Gobernación, un improvisado en Trabajo, lo demás es lo de menos, más de lo mismo. No es que no se les otorgue el beneficio de la duda al presidente electo y su equipo, es que comenzó con el pie izquierdo -más bien, con la pata derecha- gritando a los cuatro vientos, como cuando se proclamó vencedor de la elección antes del fallo del Tribunal Electoral, y con aires de grandeza, que poco le interesa la opinión o el sentir del electorado y los grupos que no sólo no votaron por él, sino que esperaban señales de calma, de consenso, de elocuencia en medio de la crisis, que esperaban, básicamente, la formación de un gabinete "de coalición", de gente preparada, experimentada y ajena a las polarizaciones políticas, no un grupo de amigos y mecenas. La cuota de género no debería cumplirse por haberse prometido en campaña, debería cumplirse por sentido común, por convicción. Que haya cuatro secretarias de estado no nos dice nada, igual el tipo puede ser un misógino o conservador. La cuota de partido debería (en otro mundo tal vez) suprimirse. Y la cuota por "favores" -o destapes- simplemente debería penalizarse. Critiquemos desde ya, con responsabilidad, a este nuevo equipo. Sigamos de cerca su actividad desde el primer minuto del primer día de diciembre.
Lo de los diputados es una burla, no sé si la mejor de todas a las que nos han acostumbrado, pero sí de las mejores. Bueno, por lo menos, acertó Calderón candidato, en su dicho de la campaña del miedo, aquel de "los pacíficos contra los rijosos", sólo que ahora, los violentos son, lo mismo sus propios diputados, los panistas, que los rabiosos perredistas o los mustios miembros del estado mayor; y, pareciera que los únicos pacíficos, son los camarógrafos, que miran azorados el espectáculo de nuestra democracia, captando las imágenes del circo legislativo, que ha dado la vuelta al mundo, claro, en el afán por difundir nuestro más tradicional y pícaro folclor. Veremos que pasa el día primero. Ojalá, por lo menos, se bañen nuestros rutilantes legisladores después de estas jornadas agotadoras, vaya, aunque sea, por respeto a los jefes de estado y de gobierno, y las misiones diplomáticas, que con ánimo desinteresado asistirán a tan republicana ceremonia.
Oaxaca arde, literalmente. Lo refrendo, que se vaya Ruiz, que se vaya la APPO. Ya el discurso no se centra en si el Estado puede hacer uso legítimo de la fuerza para reestablecer el orden y la paz social, porque puede, la negociación y el diálogo siguen sin aparecer. La pregunta ahora es ¿hasta cuándo seguiremos tolerando la incompetencia del gobierno local y federal, y la afrenta de ese grupo de nebulosas motivaciones? ¿qué sigue?. Sólo aquí. Bienvenidos al país de la angustia.
Lo único digno de celebración en nuestros días es el auto de formal prisión que se le ha dictado al genocida Echeverría. Que cumpla sus últimos años donde debió pasar buena parte de su vida. Aunque eso, que debió suceder hace mucho tiempo, seguro, no cambiará nada del México del 68, del 71.